Investigación o PlayStation, he ahí el dilema.

Por Héctor Fouce

Hace unos años hice una estancia de investigación en la universidad de Cambridge. Pasé unos meses maravillosos entre la biblioteca de la universidad, la facultad de música, el Centre for Intellectual Property and Information Law  (CIPIL) y el Centre for Research in the Arts, Humanities and Social Sciences (CRASSH), que estaban en la misma manzana. Cuando no tenía un libro en las manos, estaba en un seminario o una conferencia, en busca de nuevas ideas.

Moví a toda mi familia para lo que iba a ser un semestre y, de tan bien que salieron las cosas, se convirtieron en dos. Puse en alquiler mi casa de Madrid, busqué colegios públicos para tres niños, alquilé una casa en un pueblo cercano, aprendí a conducir un coche español por el lado contrario… Fue un esfuerzo, ampliamente compensado, pero que nos descolocó la vida a 5 personas y nos sacó muy lejos de nuestra zona de confort.

Acababa de promocionar a contratado doctor; por eso no le di mucha importancia a algunas cosas raras que vi en la nómina. Cuando me senté con calma a revisar los pagos, aluciné: la nómina, nunca boyante, se había reducido en un 20%. Llamé al día siguiente al servicio de personal y muy amablemente me explicaron que claro, que si los investigadores pasan más de tres meses de estancia, se les reduce el sueldo en ese porcentaje. Que estaba en la carta que habían remitido a mi facultad (cuando yo ya estaba en Inglaterra). Mi universidad no solo no me había apoyado para nada para hacer la estancia en una de los mejores centros educativos del mundo, sino que me ponía palos en la rueda. Hasta hace unos días puse esto en la muy abultada cuenta de deudas personales de la Complutense, hasta que descubrí que las reglas están establecidas en el artículo 8 del Real Decreto 898/1985, de 30 de abril, sobre régimen del profesorado universitario.

Si aquel semestre en Cambridge, formándome para poder ser mejor profesor, adquiriendo méritos para poder pedir proyectos, haciendo redes y paseando el nombre de la Complutense, me hubiese quedado en casa, día tras día, ya con toda la docencia impartida, jugando con la PlayStation o viendo carreras de galgos en la tele, la universidad me habría pagado el sueldo íntegro.

¿Qué sentido tiene esa norma? ¿Nadie se ha planteado eliminarla? Es un sinsentido: se nos exigen estancias para promocionar, pero se nos castiga si las hacemos (si lees la normativa, hasta parece que te hacen un favor al permitirte una licencia). Es un agravio más a sumar a los que la propia universidad añade, como si se nos castigase a los que investigamos. No solo con una gestión desastrosa de los viajes, no sólo con una carga burocrática inmensa, con falta de becas y ayudas, sin apoyo administrativo… También metiendo mano en el sueldo mientras haces tu trabajo. Yo no voy a parar:  en cada Consejo de Departamento, en cada Junta de Facultad, solicitaré que nos manifestemos en contra de este diezmo medieval. Y si nunca desaparece, me pasaré algún semestre perfeccionando mi técnica en el FIFA, que buena falta me hace.