La Complutense y Díaz Ayuso (I). Siguiendo a Bolsonaro.

Por Fernando Quirós

El Partido Popular lleva ya años en la senda del trumpismo-bolsonarismo, manteniendo sus alianzas de siempre con los económicamente más poderosos, con las organizaciones religiosas más reaccionarias, e incorporando a su ideario, de forma nítida, la idea del “combate frente al comunismo y el progresismo”, que le lleva (primero) a denunciar por ilegitimo a cualquier gobernante que no sea de su partido y a lanzar a sus propias organizaciones a la acción directa en la calle (después). El asalto a la Universidad Complutense de Madrid tiene todas las características de un ensayo general con todo para acciones futuras. Isabel Díaz Ayuso es una bolsonarista declarada, con aspiraciones de hacerse con el liderazgo nacional de la derecha, aupándose con la ayuda de  la facción más fanática del PP.

LA EDUCACIÓN COMO OBJETIVO……¡DE LA DERECHA!

La educación es la cabeza del ariete contra una democracia que no aceptan y de la misma forma que Jair Bolsonaro, entre 2018 y 2022, hizo de esta institución básica para las libertades, su terreno de actuación preferente, la presidenta de la Comunidad de Madrid tiene en mente ideas calcadas. Recomiendo la lectura de dos buenos artículos aparecidos en las revistas Cuadernos de Política Exterior Argentina, y Nexos.

Bolsonaro declaró, al poco de ser elegido: “la educación brasileña deja mucho que desear. Todo va cada vez más cuesta abajo, quiero salvar la educación”. Ni corto ni perezoso recortó el presupuesto en educación, se opuso al proyecto para dotar de Internet y tablets a los estudiantes con pocos recursos e impulsó un proyecto de creación de escuelas cívico-militares para, según él, mejorar la calidad de la educación, imponiendo  un ambiente de respeto, camaradería y exaltación de valores nacionales” en 216 nuevos centros de enseñanza militarizados en Brasil”. Los valores que debían transmitirse en esos centros son los de las juntas militares que se sucedieron desde 1964 hasta 1985, cuyo lema era la persecución y erradicación del comunismo y otras doctrinas subversivas.

Ese mismo pensamiento es el hilo conductor de la política educativa de Isabel Díaz Ayuso. También ella se ha propuesto combatir el comunismo, el izquierdismo en todas sus formas, y su proyecto político es claramente neofranquista. Por eso se ha propuesto, como Bolsonaro, “salvar la educación”. En el mes de enero de 2023, poco después de ser nombrada alumna ilustre de la Universidad Complutense, a instancias de su rector D. Joaquín Goyache Goñi, uno de sus periódicos de cabecera (OkDiario) recogía estas declaraciones de la presidenta de la CAM, según las cuales: (…) en la próxima legislatura comenzará a aplicarse un nuevo plan educativo donde se busca, , dejar atrás la «politización» de las aulas que ha impulsado la izquierda. (…) El objetivo, es recuperar la «libertad, pluralidad y calidad» en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) con para «contrarrestar la politización de la educación, el descenso de la calidad y la instrumentalización de la situación por parte de algunos».

Anteriormente, Díaz Ayuso, anunció una nueva norma educativa para neutralizar la “Ley Celaá’”y blindar la educación concertada y especial en la región y mantener la segregación por sexos en centros sostenidos con fondos públicos (los privados concertados). Ha destinado 43 millones de euros para dar becas a alumnos que estudian el bachillerato en colegios privados. Estas becas están disponibles incluso para familias que ingresan más de 100.000 euros al año.

AHOGAR LO PÚBLICO…..

Con respecto a las universidades públicas, Bolsonaro trató de ahogarlas financieramente, congelando 1500 millones de dólares del presupuesto para la educación en Brasil, lo que representaba un 30 por 100 para todas las universidades federales. También se propuso desviar fondos de sociología y filosofía a carreras “más productivas”.

Díaz Ayuso, dice que la Comunidad de Madrid ha incrementado más del 14% la financiación destinada para las seis universidades públicas de la región desde 2019, superando holgadamente la barrera de los 1.000 millones de euros anuales al situarse, este 2023, en 1.130,6 millones, lo que representa hasta el 4,5% del conjunto del Presupuesto autonómico para este ejercicio. Pero, en realidad, las está ahogando financieramente. Las seis universidades públicas de Madrid (Complutense, Autónoma, Alcalá, Politécnica, Carlos III y Rey Juan Carlos) están al borde del colapso económico. 

… y FORTALECER LO PRIVADO Y LO CONFESIONAL.

Diaz Ayuso ha llegado a hacer campañas con el lema “comunismo o libertad” lo que en el sector universitario se camufla bajo la idea de las necesarias universidades “capacitantes y profesionalizantes” que deben alejarse de adoctrinamiento, porque los campus universitarios deben ser “espacios de excelencia y libertad”. Desde aquí su defensa de “la libertad en todos los niveles educativos” y su combate contra la Ley Celaá y a la LOSU, precisamente por su “amor a la libertad”.

¿De qué concepción de la libertad habla la presidenta? La respuesta es tan sencilla como dolorosa para las universidades púbicas. Ayuso cree en la libertad de los más poderosos para crear centros educativos con una fuerte carga ideológica y ultracatólica, al tiempo que exige a los centros públicos que sus aulas sean espacios donde “se va a aprender y no a ser adoctrinado”, en palabras de su actual vicepresidente, portavoz y consejero de educación, Enrique Ossorio.

Con la bendición del gobierno de la CAM, en todos los gobiernos del Partido Popular, las universidades privadas se han visto favorecidas frente a las públicas. Pero ha sido con Díaz Ayuso donde se ha hecho más evidente. Hay un total de trece universidades privadas en la Comunidad de Madrid. En apenas quince meses el gobierno la “alumna ilustra” autorizó cuatro: la Escuela de Administración de Empresas (EAE); la Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing (ESIC), el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) y la Universidad Internacional Villanueva. Estas cuatro nuevas universidades tienen importantes padrinos: El Grupo Planeta (EAE); Congregación de Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (ESIC); el Opus Dei (Villanueva) y la Fundación de la Asociación Española de Banca (CUNEF). Dos de estas nuevas universidades habían sido centros adscritos a la Universidad Rey Juan Carlos (EAE y ESIC) y a la Universidad Complutenses (Villanueva y CUNEF). Por fin, en marzo se autorizó la quinta universidad privada, la Universidad del Diseño y la Tecnología (UDIT) que responde al mismo entramado de intereses.

Las nuevas universidades se suman a un sector donde las organizaciones católicas ya tenían una notable presencia: Legionarios de Cristo (Francisco de Vitoria) Propagandistas (CEU), El Vaticano (Campus en Madrid de Comillas y Pontifica de Salamanca). Y, con respecto a los fondos buitre y otras entidades financieras, el fondo Permira se ha hecho con la Universidad Europea y CVC Capital Holdings, con la Alfonso X y en la Antonio de Nebrija encontramos a Iris de Paz Cuan, S.L. y Jovellanos Cartera, S.L. y a la consultora Gessellschaft Zur Universitaren Forschung.

En definitiva, las privadas duplican en número a las públicas, a pesar de que varias de ellas no cumplen con los requisitos legales para ser universidades, y constituyen un polo de adoctrinamiento político-religioso y un nicho de negocio muy rentable.

AMEDRENTANDO

Jair Bolsonaro amedrentó a las universidades publicas brasileñas, a las que como se ha dicho ya, consideraba un foco de propagación del izquierdismo que debía ser combatido. Su ministro de educación, en 2019, Abraham Weintraub, declaró que recortaría fondos de las universidades que estaban promoviendo alboroto en sus campus. Antes, señaló como universidades alborotadoras a la de Brasilia, la Universidad Federal Fluminense y la Universidad Federal de Bahía y anunció que las tres verían reducidos sus recursos económicos. Luego, el recorte se extendió a todas las universidades públicas. Su sucesor, Milton Ribeiro, declaró reiteradamente que los rectores de los centros públicos “no pueden ser izquierdistas, ni ‘lulistas’” y que deben “cuidar de la educación y punto”, porque  “las universidades federales no deben convertirse en un comité político”.

La cosa no paró ahí. El presidente Bolsonaro, anunció la creación de “grupos de tareas”, en todo el país para erradicar el comunismo y animó a los estudiantes a grabar en video o en audio las clases impartidas por sus profesores y que los denunciaran si fuera el caso. Creó con ello un clima de miedo y persecución. En declaraciones a Publico ,la profesora de sociología Camila Marques, del Instituto Federal de Goiás, dijo haber siso presionada “para no tratar cuestiones de género en sus clases y para no hablar de Karl Marx». Sus clases fueron interrumoidas por la policía y ella conducida a la comisaria. No fue el único caso. Sigue, Público: “en una de las clases en las que debatían el contexto actual en el país, uno de sus alumnos reconoció que, por ser homosexual, se sentía amenazado. Un compañero, mirando hacia la profesora, respondió: «Va a morir el que se lo merezca, como los comunistas». Fue en medio de este ambiente cuando la Policía Civil entró el pasado 15 de abril en el aula donde Camila Marques impartía una de sus clases de sociología. Lo que comenzó siendo una investigación sobre unas amenazas –que resultaron ser falsas– de atentado al centro, terminó con tres alumnos y la profesora en la comisaría, por desacato a la autoridad.

Díaz Ayuso, sobre todo porque no tiene competencias para ello, no ha mandado la policía a los campus púbicos madrileños, pero si ha patrocinado actividades en las que la Policía Nacional ha entrado en la universidad. Directamente no, pero sus particulares “grupos de tareas” si lo han hecho. Esos grupos son los medios de comunicación más pesebristas y las asociaciones “de estudiantes”, cuyo papel de “universitarios que luchan por la libertad”, es elogiado por la presidenta. Es lógico, detrás de estas asociaciones está el propio Partido Popular  (las Nuevas Generaciones) y, con muy pocas excepciones, no son estudiantes sino personas que tienen cargos en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid, que cobran del erario para combatir lo público. Puro bolsonarismo con acento español.

Diaz Ayuso ha favorecido económicamente a ciertos medios de comunicación (sobre todo,vía publicidad institucional): ABC, La Razón, El Mundo, 20 Minutos, Ok Diario,  Libertad Digital, EsDiario, EsRadio, La Lupa, El Cierre, Periodista Digital, El Liberal, El Debate….a los que debe sumarse el apoyo de las emisoras de la Conferencia Episcopal, 13 TV y la COPE. Éstos le devuelven el favor (bastantes no podrían seguir funcionando sin esos ingresos) haciendo de altavoces de su cruzada anticomunista y anti todo lo que no sea su ideario integrista. Uno de ellos, La Razón (Grupo Planeta) ha sido agraciado con la autorización de la universidad privada EAE, como ya se ha visto y su director, Francisco Marhuenda, colocado en el Consejo Social de la Universidad Carlos III.

El otro brazo político encargado de combatir “el comunismo y el progresismo mal entendido” son las asociaciones como Libertad sin Ira y S’ha Acabat! que utiliza como grupos de choque ideológico en las universidades públicas. Cada acto organizado por estas asociaciones lleva directamente a la confrontación, no porque sus asociados y los asistentes a sus actos, sean perseguido, censurados o acosados, sino porque ellos mismos buscan el incidente para presentarse como tales. A continuación, el brazo mediático entra en escena y amplifica a escala nacional, el papel de estos freedom fighters y demoniza a la facultad, instituto universitario o las propias universidades presentándolas como un estercolero ideológico donde anidan y se reproducen los comunistas.

Es fácil comprobar la veracidad de todo lo escrito en esta entrada de CRITICOM, con solo revisar las ediciones electrónicas de los medios mencionados aquí y las cuentas oficiales de la Comunidad de Madrid, las Nuevas Generaciones del Partido Popular y las asociaciones Libertad Sin Ira y S’ha Acabat. A la vista de lo ocurrido durante la larga campaña electoral y en las jornadas de reflexión y votación de las elecciones al rectorado de la UCM, las piezas casan.

Continuará.

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