Ciencias de la Información: elecciones no democráticas y trucadas

Por Fernando Quirós

La LOSU introdujo un cambio en el sistema de elección de los decanos de las facultades universitarias, un cargo unipersonal que no se elegía por sufragio universal ponderado. Se estableció que fuesen elegidos para un periodo de seis años, improrrogables y no renovables y con el mismo sistema que los rectores (artículos 44.3 y 54.1). Una buena medida. Sin embargo, gracias a la sempiterna lentitud del Claustro Universitario para tomar decisiones, la UCM no ha reformado sus estatutos y reglamentos, lo que supone que las elecciones para elegir decano o decana que están en marcha en Ciencias de la Información se rigen por el sistema anterior a la LOSU. Esto es totalmente legal, pero es antidemocrático. Con este sistema anacrónico se hurta el derecho a elegir decano a la totalidad del PDI, el PTGAS y los estudiantes porque es la Junta de Facultad quién decide y la actual fue elegida en 2022. Históricamente esto ha favorecido la creación de redes clientelares, el tráfico de favores y la entronización en los puestos directivos de verdaderas familias, o clanes, que unidos por un interés personal, muchas veces económico, se han instalado en el gobierno de la facultad.

Jorge Clemente ha llevado al paroxismo este sistema y ahora se sirve de ello para trucar las elecciones en favor de su sucesor designado poniendo a su disposición todos los resortes de poder que le han permitido ser decano durante ocho años. Es una maniobra gattopardiana. Cambiar para que nada cambie. Sentar a otro en tu sillón para seguir siendo el verdadero poder en la facultad de modo que el sucesor designado sea en realidad un hombre de paja, del peor decano que hemos tenido en toda la historia de la facultad. Veamos cuales son las palancas que Clemente pone al servicio de su candidato.

LA LISTA CLEMENTINA

Aunque los representantes en la Junta de Facultad son elegidos a título individual y solo en el sector de estudiantes se permiten las candidaturas de las asociaciones estudiantiles, en el PDI se forman “candidaturas” o “listas”. Esto ha sido así históricamente. Los miembros de la “lista” se votan a sí mismos y piden el voto para todos los demás. Una vez elegido, cada representante se olvida de sus votantes y pasa a orientar sus intervenciones y su voto en favor de su jefe, de modo que acaban funcionando como un grupo parlamentario. Clemente ha utilizado este sistema tanto cuando fue el sucesor designado de Carmen Pérez de Armiñan, como en las elecciones que dieron paso a su segundo mandato en 2021 y las últimas en 2022, que renovaba la junta, pero no elegía decano. Este grupo de profesores se ha reunido cada vez que han sido convocados, no para debatir u opinar sino para recibir instrucciones y cumplir las órdenes de Clemente. Y este grupo, unido por intereses propios, acaba de ser puesto al servicio del sucesor designado para estas elecciones.

VICEDECANOS: LA GUARDIA PRETORIANA

Los estatutos de la UCM contemplan que los vicedecanos son miembros de la Junta de Facultad. Tienen derecho a voz y voto, incluso aquellos que no son miembros electos. Esto no ocurre ni en el máximo órgano de representación en España, el Congreso de los Disputados, en el que los ministros/as que no son diputados no tienen derecho a voto. Con el sistema de hacer “listas” para la Junta, los decanos procuran nombrar vicedecanos/as y secretario/a que no sean miembros electos. De esa forma amplían sus votos con un grupo que, además, votará de forma disciplinada, so pena de cese inmediato. En estos momentos, la mayoría del equipo de gobierno no es membro electo. Total: el decano parte con su voto y otros ocho más, a la hora de tomar decisiones. Es perfectamente legal, pero no es democrático, no es ético. Es una barbaridad que acaba de ser puesta al servicio del sucesor designado. Se les ha prometido a todos que van a continuar en sus puestos, aunque las malas lenguas apuntan a que para cumplir con algunos acuerdos externos al bloque de la lista clementina al menos una vicedecana podría quedarse compuesta y sin novio.

LOS DELEGADOS: LA SEGUNDA LÍNEA

Los decanos pueden nombrar delegados para las cosas más diversas. No tienen voto en la junta, pero el puesto, la exención de docencia que conlleva y el complemento económico que reciben en sus nóminas (a cargo del presupuesto de la facultad), les convierten en pieza clave para ampliar el grupo de poder que les apoya. No es extraño que estos delegados salgan de la lista electoral que les apoyó y los que no lo están se transforman en propagandistas externos. En Ciencias de la Información hay en este momento siete delegados y delegadas, varios estaban en la lista del decano, Jorge Clemente y ahora de su candidato de paja.

ESTUDIANTES: LA FIEL INFANTERIA

La poca participación de los estudiantes en los procesos electorales es un mal endémico de la Complutense, y en Ciencias de la Información es particularmente grave. Esto favorece el que los representantes de este sector sean elegidos por un número de votos ridículo, visto el censo, de electores. Y, sin embargo, el número de representantes en la Junta de Facultad es nada menos que de 12, el 25 por ciento-

En épocas anteriores el truco utilizado aquí es controlar una asociación de estudiantes, que sin dejar de cumplir con las funciones que le otorga la legislación universitaria, se transforma en correa de transmisión de uno o varios profesores, que la utilizan como plataforma para sus intereses particulares y, sobre todo, en una herramienta para aumentar el poder de los decanos, o las opciones de otro que desea serlo. Ambos procuran tener desmovilizados a los estudiantes y movilizados a su asociación preferida, que lleva a sus asociados a participar en las elecciones y recibe a cambio el apoyo del profesor o profesores, que, incluso, llegan a pedir el voto para ellos en sus clases y, el día de las elecciones, llevan a su compañeros ante las urnas. Ganadas las elecciones, los estudiantes se convierten en la fiel infantería del decano en las juntas de facultad y, a cambio, son mimadas, en detrimento de otras que no juegan ese papel de correa de transmisión.

En Ciencias de la información, los profesores más veteranos recuerdan los años en que la asociación Altavoz, actuaba de esta forma, en los tiempos del decano Ángel Benito que, a cambio les cedió el control de Radio Complutense, desde la que les era fácil captar el voto de los estudiantes. Eran tiempos en los que las prácticas en medios eran escasos y, ellos les ofrecían la posibilidad de hacer radio desde los primeros cursos, con sólo apuntarse a la asociación. Cuando llegaban las elecciones, las oficinas de Radio Complutense se convertían en oficina electoral. A esa asociación perteneció Díaz Ayuso que no se olvidó de recordarla el infausto día de su investidura como ilustre. Radio Complutense ya no existe, ahora es Inforadio. La delegada del decano para este menester proviene de Altavoz.

En la actualidad ese mismo papel lo juegan una asociación de estudiantes de doctorado y una llamada Candidatura Plural, cuyo muñidor fue el hoy vicedecano de comunicación, que mezcla candidatos de grado, posgrado y doctorado. No organizan un solo acto público, ni desarrollan actividades propias de una asociación de estudiantes (no lo son) pero le han garantizado un cómodo apoyo a Jorge Clemente, en sus dos mandatos. Otra herramienta para el sucesor designado.

UNA OPORTUNIDAD PARA LA REGENERACIÓN

Por todo lo antedicho, este es un proceso electoral viciado porque uno de los tres candidatos juega con ventaje, con una inmensa ventaja- Pero eso no quiere decir que ese octenio ominoso (2017-2025) no pueda concluir mandando a su protagonista principal a la galería de retratos como muestra de un mal recuerdo. Hay que reclamar a los miembros de “la lista” que voten en conciencia a uno de los tres candidatos, pero porque creen que es el mejor, no porque se lo manda Jorge Clemente. Hay que reclamar a los vicedecanos no electos que sean demócratas, que tengan ética, que se abstengan y no permitan este juego ventajista. Lo mismo vale para los delgados que sean electos, Y, finalmente, hay que reclamar a los estudiantes que voten en conciencia y libertad pero como lo que son: representares del estudiantado que hoy huye de la facultad al final de las clases, que no participa en nada porque no hay espacios, votando por ellos no por quien les diga el decano y su jefe de comunicación. Si no lo hacen así, esta facultad, nuestra casa, morirá de irrelevancia por mucho que el gabinete de comunicación diga que en tal o cual ranking somos los mejores. La facultad está herida de mucha gravedad. En sus manos está curarla