
Por Fernando Quirós
Con el máximo respeto hacia todas las personas mencionadas y, muy especialmente, hacia los cientos de estudiantes que han sido parte —y que siguen siéndolo— de la radio de la Facultad de Ciencias de la Información, este texto recorre la evolución de un proyecto educativo y comunicativo único. Desde su creación en 1996, la emisora universitaria de la Facultad ha representado un espacio formativo fundamental para generaciones de estudiantes. Su trayectoria ha estado marcada por momentos de impulso institucional, etapas de control asociativo y profundos procesos de transformación. Este recorrido culmina con el cierre de Radio Complutense en 2009 y su posterior renacimiento como Inforadio, analizando los cambios en su gestión, su orientación pedagógica y su rol dentro de la comunidad universitaria.
Fundación y propósito inicial
Radio Complutense nació en 1996, fruto de un convenio entre Radio Nacional de España y el Vicerrectorado de Extensión Universitaria, entonces dirigido por Eduardo Rodríguez Merchán. La emisora fue coordinada por un profesional de RNE que ejercía como profesor asociado en la Facultad. Se convirtió en un modelo de excelencia formativa, sirviendo como plataforma real de aprendizaje para cientos de estudiantes de Periodismo y Comunicación Audiovisual.
A finales de los noventa, el rector Puyol encargó al profesor Ventín la dirección de la emisora, quien facilitó la entrada de la asociación estudiantil Altavoz en su gestión total. Con una orientación ideológica claramente conservadora y jerárquica, Altavoz asumió el control de los contenidos y los recursos técnicos. De forma informal pero eficaz, transformó Radio Complutense en una herramienta de promoción interna: prácticas, becas y acceso a formación quedaban bajo su control.
Uno de los episodios más polémicos de aquella etapa fue el uso indebido de fotocopias de DNIs recogidas a estudiantes con la excusa de participar en actividades radiofónicas. Según múltiples fuentes, estas copias se habrían utilizado sin consentimiento para emitir votos por correo en elecciones al sector estudiantil, lo que permitió a Altavoz consolidar su presencia en los órganos representativos de la Facultad.
Pero su influencia iba más allá del micrófono. Altavoz decidía quién podía hacer radio, quién accedía a ayudas vinculadas a la emisora y quién obtenía plaza en las pasarelas hacia prácticas en grandes medios de comunicación. Desde Radio Complutense se gestionaban convenios y recomendaciones que facilitaban el ingreso en emisoras comerciales, como fue el caso de Radio Voz, donde, por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso realizó sus prácticas como estudiante. La emisora se convirtió en un filtro de oportunidades, dominado por criterios de afinidad interna más que por méritos objetivos.
El cierre de 2009: causas visibles y soterradas
En 2009, tras años de tensiones, el rectorado y el decanato decidieron cerrar la emisora. Oficialmente, la medida se sustentó en un informe del Consejo Social que alegaba problemas económicos y de gestión. Sin embargo, dentro de la Facultad fue percibida como un intento de frenar una deriva opaca y autoritaria que había desvirtuado la finalidad educativa del medio. El cierre fue total: la emisora quedó desmantelada y su equipamiento, destruido.
El renacimiento como Inforadio
En 2010, por iniciativa de la decana Carmen Pérez de Armiñán, se impulsó una nueva etapa bajo el nombre de Inforadio. Con emisiones digitales y por FM, y una filosofía renovada centrada en la docencia, la transparencia y la innovación, el proyecto recuperó su carácter formativo. El profesor Ortiz Sobrino asumió la dirección, dando continuidad a la visión profesional y plural con la que había nacido el proyecto. En pocos meses, Inforadio se consolidó como una de las radios universitarias más activas del país, con numerosos programas, colaboraciones institucionales y una generación constante de nuevo talento.
Un nuevo decanato y el regreso de viejas lealtades
En 2017, la llegada al decanato del profesor Jorge Clemente Mediavilla marcó un nuevo cambio en la gestión de Inforadio. Aunque Altavoz ya había desaparecido formalmente, sus redes de afinidad seguían activas, y Clemente las incorporó a su estructura de apoyos.
Uno de sus primeros actos fue cesar a Ortiz Sobrino como responsable de la emisora, a pesar de haber sido su creador y de contar con una sólida trayectoria docente y profesional. En su lugar, nombró a Dolores Rodríguez Barba como delegada del decano para Inforadio, figura de confianza ligada a la antigua etapa Altavoz. Desde el entorno del decanato se argumentó que se buscaba a alguien “afín al nuevo programa” y que “verdaderamente entendiese de radio”. Muchos interpretaron el movimiento como una purga interna, donde el mérito quedaba relegado frente a la lealtad.
El legado de una etapa marcada por redes de poder
Aunque la desaparición de Altavoz puso fin a su etapa formal, sus protagonistas no abandonaron el ámbito universitario ni el político. Desde ese entorno surgieron figuras como Rubén Urosa, con cargos en la administración pública, e Isabel Díaz Ayuso. También continúan activos antiguos miembros hoy convertidos en docentes, testigos directos de un proceso que osciló entre la apropiación, el colapso y la reconstrucción institucional.
Epílogo de una voz secuestrada
La historia de Radio Complutense —y su transformación en Inforadio— no es solo la de una emisora universitaria: es el reflejo de cómo un proyecto formativo puede ser instrumentalizado, vaciado y reconstruido con dificultad. Lo que nació como una apuesta pedagógica fue, durante años, capturado por redes de poder que confundieron la universidad con un feudo propio. La posterior recuperación del medio no estuvo exenta de sombras: ceses injustificados, decisiones políticas y nombramientos por afinidad han puesto en entredicho los principios de mérito y transparencia. Inforadio sigue en marcha, sí, pero lo hace con la carga de una historia que aún interpela a quienes creen que la universidad debe ser un espacio de formación libre, no de clientelismo.

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