ELECCIONES (XXV). Pactos académicos y pactos políticos en la Universidad Complutense, ante la jornada definitiva.

Por Fernando Quirós

ELECCIONES POLÍTICAS EN LA COMPLUTENSE

El profesor José Luis Villacañas ha publicado en el diario Levante un artículo que lleva por título Pongamos que hablo de Madrid, sobre las elecciones en la Complutense a la que él también pertenece. Recomiendo su lectura. Es un texto serio y elegante que empieza, elogiando a Goyache (“ha sido un rector de cordialidad comparable a la de Berzosa”), sin dejar de señalar que su gestión ha sido desaprobada por más del 70 por 100 de los votantes (“Sin embargo, el juicio sobre su gestión por parte de la inmensa mayoría de los votantes ha sido crítico. No condenatorio, pero sí crítico. Tres cuartas partes de la UCM ha preferido otra opción”). Es un texto de apoyo decidido a Esther del Campo, y yo coincido aquí con su autor. Sin embargo, disiento de su justificación del acuerdo por el cambio, sobre todo de este párrafo:

  • «Decir que Esther del Campo es la candidata de Podemos es tan injusto como decir que Goyache es el candidato de Ayuso. Quien estime la Universidad debería abstenerse de esos comentarios, que son ofensivos a la inteligencia y solo revelan voluntad de manipulación. La Universidad debe hacerse fuerte contra esa voluntad externa de politización que procede de medios instalados en la dualidad amigo/enemigo. Sabemos que la vida universitaria no puede consentir este planteamiento. Que Iñaki López, un magnífico vicerrector de Asuntos Económicos, esté con Esther sólo puede justificarse desde razones académicas. La necesaria movilización de la segunda vuelta debería evadir esos derroteros«.

Vaya por delante lo siguiente: todas las elecciones a rector que yo he conocido en la Universidad Complutense de Madrid, han sido elecciones con una alta carga política, si no políticas con todas las letras. Todas. Lo fue la de Gustavo Villapalos (1987-1995), destacado dirigente regional del Partido Popular que salió del rectorado para ser consejero de educación de Alberto Ruiz Gallardon. Le siguió la de Rafael Puyol (1995-2003) cuyo nombre se barajó repetidas veces para ocupar la misma consejería de la CAM. Fue política la de Carlos Berzosa (2003-2011), primer rector de izquierdas, desde Francisco Bustelo (1981-1983). José Carillo (2011-2015), cuya candidatura fue lanzada desde Comisiones Obreras también fue un rector político. Carlos Andradas (2015-2019), como su antecesor, venía de la corriente política berzosista y le arrebató el rectorado, por una de esas peleas tan típicas de las familias de la izquierda. Finalmente Joaquín Goyache (2109-2023), que viene del equipo de Carillo, es un rector político que mezcla el equipo de antiguos carrillistas y que pacta políticamente con Federico Morán, para poder desplazar a Andradas. Todos han hecho cosas buenas y malas en la dirección académica, pero, también todos, han tenido en sus mandatos un inequívoco impulso político. No salgamos ahora con el apoliticismo y seamos serios. No descalifiquemos los análisis en clave política con tanta ligereza.

EL “ACUERDO POR EL CAMBIO” TIENE CONTENIDO POLÍTICO Y LA CAMPAÑA DE GOYACHE TAMBIÉN.

No voy a tener el atrevimiento de sugerir que el profesor Villacañas se esta refiriendo a mis publicaciones en CRITICOM. Pero, se da la circunstancia de que en las redes sociales si se ha utilizado este texto, para responder al mío sobre el Frente Amplio contra Goyache y se me ha reclamado equilibrio y equidistancia. En alguna ocasión se ha dicho que los míos son ruidos de las hordas que salen con análisis de cuñao (sic). Lo ha dicho un profesor de la Facultad de Veterinaria de nuestra universidad que dice tenemos otros análisis sensatos, como este de un gran académico. Pues, muy bien. No le doy más espacio a esta lumbrera. Vuelvo con el párrafo del profesor Villacañas. He dicho, reiteradamente, que Esther del Campo no es la candidata de Podemos y me he referido a Goyache y a Iñaqui López como ayusers y no por ello estoy siendo injusto, y no estimo a la Universidad, debiendo abstenerme de esos comentarios, porque la vida universitaria no puede consentir ese planteamiento. Bien, digámoslo de otro modo. Cuando me refiero a estos dos catedráticos complutense como ayusers, utilizo una expresión que se ha hecho muy popular, en el contexto de su apoyo al nombramiento de Ayuso como alumna ilustre de nuestra universidad. El uno participó en la maniobra para llevar a cabo tamaño desafuero y el otro, al que probablemente se le dieron hecho, terminó por asumirlo y, en calidad de rector, lo llevó a cabo y no lo paró, cuando podía haberlo hecho. Es más, luego lo ha utilizado a su favor en la campaña electoral que se abrió a continuación.

Por lo tanto:

  • Esther no es la candidata de Podemos y la campaña mediática externa es injusta, manipuladora e interesada. De la misma forma, Goyache no es el candidato del Partido Popular, ni de Ayuso, pero le ha otorgado una distinción inmerecida a la presidenta de la Comunidad de Madrid, ha defendido en los medios (precisamente los que llevan a cabo la campaña contra Esther), lo merecido del galardón y no ha tenido una palabra publica de defensa de la mejor alumna de grado de la Facultad de Ciencias de la información, ni de su Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, presentada en esos medios como una especie de estercolero ideológico, sucia y llena de pintadas amenazantes. Esto por lo que respecta al Caso Ayuso.
  • Goyache ha alimentado la campaña mediática externa, convirtiéndola en campaña interna contra Esther, con declaraciones medidas que buscaban desacreditarla ante los votantes de la Complutense. La misma Esther dijo en el Consejo de Gobierno que se avergonzaba de las declaraciones de Goyache a 13TV. Pero, ha habido más declaraciones del mismo tinte, en 20minutos, en La Razón, en El Mundo, en Vozpopuli, en El Debate, en Ok Diario, en El Español, en Onda Madrid, en Telemadrid, en Onda Cero, en Servimedia, en Europa Press….En todas ellas el mensaje era mismo. Era un mensaje político para desacreditar a su competiora.
  • Goyache ha respondido al “acuerdo por el cambio” que tanto gusta a algunos con una acusación política contra su rival. Precisamente diciendo en su cuenta de Instagram (lo que ha sido repetido en varios medios): que se trata de una candidatura de un partido político, o sea de Podemos.
  • Desde la campaña de Goyache se ha hecho circular, intensamente este mensaje:
    • Tal y como se avecinan los acontecimientos en los próximos dias,  Goyache representa al candidato honesto,  que tiene un programa serio y coherente. La fuerza que da la seriedad y el rigor. El es el único que garantiza la estabilidad frente a una alianza inestable. Una alianza de ambiciones personales. Un conglomerado de intereses personales contrapuestos que únicamente persiguen una poltrona. La realidad es que están proponiendo una universidad politizada. Los políticos metiendo las manos en la Universidad, pues, ¿donde se van a colocar todos los cargos de Podemos cuando pase el 28 de mayo? Pero muchos de sus votantes son más coherentes que ellos mismos  y no van a seguir sus «órdenes de voto»  con el único fin de ayudarles a satisfacer sus ambiciones personales. Un fuerte abrazo a todos. Vota a Goyache si quieres a la UCM.

Como muy acertadamente escribieron Carolina Bescansa y Ariel Jerez en Infolibre, quien ha convertido en política esta campaña ha sido el rector en funciones y su equipo de campaña. Ël no es el candidato de Ayuso, pero se permite acusar a su rival de serlo de Podemos y a los demás de ser una camarilla con intereses personales. Goyache, de una cordialidad comparable a la de Berzosa, ha jugado la baza política desde el principio. Por esta razón, un análisis político de las elecciones a rector de 2023 es lícito y es necesario.

LO ACADÉMICO, LO POLÍTICO Y LA ARITMÉTICA ELECTORAL

Vayamos a lo académico que, según el profesor Villacañas, es lo que inspira este acuerdo por el cambio En ningún momento se ha dejado de reconocer en este medio de opinión, la valía académica como docentes e investigadores, ni de los firmantes del acuerdo, ni de los vicerrectores que formarán su equipo de gobierno. He alabado el programa de Pérez Gil y he valorado como muy trabajado y bien elaborado el de María Castro. Eso sí, he dicho que, Iñaqui López me parece un tecnócrata y que su incorporación al acuerdo me sobra. Sencillamente me parte el alma. Es cierto que aporta casi un 12 por 100 de los votos ponderados. Sin Iñaqui López, la alianza suma casi el 45 por 100. Con ese porcentaje habría que haber tenido el coraje de apostar a fondo por la movilización para la segunda vuelta. Nadie parece haber reparado en que el grado de participación en la primera ha sido muy bajo, no sólo en el sector de estudiantes, sino en todos. Ahí hay un capital electoral que movilizar para llegar a un 6 por 100 más. No lo han hecho. ¿Acaso se ha incorporado al economista, porque podía irse con Goyache y con Javier Arias y entonces la cosa se pondría difícil? Si se habla de transparencia y se dice que este acuerdo nada tiene que ver con el de 2019, o se aclara todo esto o aquí algo huele mal.

Admitamos que, López, ha sido un buen vicerrector de política económica, ¿Cómo puede entonces firmar junto a los que han criticado esa misma gestión de los dineros de la Complutense? Pues no, él no la critica, y presume de haber alcanzado la estabilidad presupuestaria (¿por qué dimitió entonces?). Según el ABC, dimitió por no estar de acuerdo con la política de plazas de Goyache (¿pensaba recortar en este rubro la dotación de nuevas plazas y de plazas de promoción?). Llevaba en su programa el soterramiento de la A6 a su paso por la Ciudad Universitaria (¿quién iba a financiar ese obrón, cuánto tendría que desembolsar la UCM?). Pero, tal vez, dónde este la clave es que él mismo ha dicho que su candidatura era la mejor para negociar la financiación de nuestra Universidad con la Comunidad de Madrid, o sea con Díaz Ayuso. Ahí lo dejo. A ver si va a ser que López es el puente entre una rectora de izquierdas y la Comunidad de Madrid que es un feudo de la derecha. Estos no son criterios académicos.

Admitamos también que los otros dos firmantes del acuerdo, junto a la ganadora moral de la primera vuelta (que lo ha sido), están en la órbita progresista, al menos en sus programas. Pero, señores equidistantes que ven en mis planteamientos una dualidad de amigo/enemigo, Iñaqui López se ha presentado apadrinado por el profesor Federico Morán, que fue el muñidor del acuerdo espurio de 2019 para derrotar a Andradas. Y fue ese pacto el que le dio, por la mínima, la victoria a Goyache. Luego vino el reparto de cargos, pero, sin los votos acarreados por el muñidor, no habría tenido el hoy rector en funciones, un equipo de gobierno que formar, porque no habría ganado las elecciones. ¿Qué garantías tenemos los que sin dudarlo hemos apoyado a Esther desde el primer día, de que el muñidor del acuerdo de ahora no es mismo que el de 2019? De la misma forma, los futuros vicerrectores cuyos nombres figuran en el documento fundacional de la alianza por el cambio me parecen muy competentes para las tareas que se les asignan. Pero faltan cargos y puestos clave en el funcionamiento de la UCM. ¿Qué garantías tenemos de que esos puestos no serán cuoteados con criterios similares a los de hace cuatro años? En fin, el acuerdo no es tan transparente, tan con “luz y taquígrafos”, como se nos dice. Es de una utilidad electoral evidente, pero no me vengan con los principios, porque esos se han esfumado en este pacto estratégico para echar a Goyache de Seneca, 2. NO y NO, este acuerdo no se ha hecho solamente con criterios académicos.

UNA BOMBA DE RELOJERÍA

Termino exponiendo un asunto que se debería plantear el futuro equipo de gobierno, si finalmente gana Esther: reconsiderar el nombramiento de alumna ilustre en favor de Díaz Ayuso. Les doy el argumento: ya no es que no lo mereciese, es que al día siguiente insultó públicamente a la Universidad Complutense.

Pues la cosa se puede poner muy complicada y podría generar una crisis en el futuro equipo de gobierno. Verán, lectores, la futura rectora fue clara y tajante en el Consejo de Gobierno y se manifestó en contra del nombramiento. María Castro, en ese mismo órgano colegiado y en la misma sesión planteó su reconsideración por otros equipos rectorales. En idéntico lugar y fecha, la propuesta como vicerrectora, Lucila Finkel, no dejó títere con cabeza y detallo los insultos de Díaz Ayuso. Pero resulta, que allí sentados estarán también Iñaqui López, que fue copromotor del nombramiento, y Pérez Gil que formaba parte de la Comisión del Programa Alumni que propuso la distinción de la presidenta (como decano que era entonces de Ciencias Biológicas) y que sepamos, no votó en contra. Esto es una bomba de relojería. Mucho me temo que este asunto tiene todas las cartas para ser aparcado POLÍTICAMENTE por no prioritario, por desestabilizador innecesario, etc.…etc.…No es conveniente plantearlo….POR RAZONES POLÍTICAS.

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