BLOG DE FERNANDO QUIRÓS

Un dirigente entre el Rey Sol y Ubú President

Éxitos y fracasos de un decano

Por Fernando Quirós

En la nota informativa que sobre la Junta de Facultad celebrada el día 16 de febrero, ha publicado en el “portal de transparencia”, la secretaria de la Facultad de  Ciencias de la Información de la UCM se dice: “[El decano]  se refirió al acto de celebración del patrón de la Facultad, así como a la campaña de desinformación dirigida contra el Equipo Decanal” (sic).

Cuando leo lo de la campaña de desinformación, no puedo por menos que recordar al Ubu President de Els Joglars en su escena del despacho, donde el globo que cree poseer le acaba reventando entre las manos. Dicho sea, con el mayor de los respetos y sin alusión alguna al personaje y a la película de la que Albert Boadella, calcó la escena.

Me cuentan que D. Jorge Clemente se refirió a cuentas de Twitter falsas y a la propagación de fake news que “hacen mucho daño a la Facultad”.  Al parecer, el señor decano, se refería a la cuenta de Twitter de “Pequeño Mecano”, una cuenta con identidad simulada, que estuvo zurrándole la badana en el último trimestre de 2022. Esa cuenta desapareció tan misteriosamente como apareció, así que, tal vez, CRITICOM también haya pasado por la mente decanal, como parte de esa conspiración dañina, no porque yo haga campaña alguna, sino por la obsesión de la cúpula gobernante de que SÍ la hago. Y, para general tranquilidad, debo escribir aquí mismo que yo no soy “Pequeño Mecano”. Aunque también, al anunciar esto con toda solemnidad, lo que puede ocurrir es que se genere, en las esferas gobernantes, más intranquilidad, porque, si no soy yo, es que hay más conjurados que desean “hacer daño a la Facultad”. ¡Ay, madre! Los conspiradores acechan y los idus de marzo están próximos.

Decía San Francisco de Sales (el patrón de los periodistas) que, “reprender a los demás es muy fácil, pero es muy difícil mirarse bien así propio”. Burla burlando, encontrar conspiradores entre los adversarios es tan fácil como patológico. Esto tiene un tufillo a descomposición que se filtra por todas partes. Deben ser las elecciones a rector y sus posibles consecuencias poselectorales, sobre todo si son favorables a la opción por la que apuestan abiertamente en nuestro equipo de gobierno facultativo. No están para críticas nuestros dirigentes.

Sin embargo, criticar al decano y a su equipo es absolutamente legítimo y lo que aquí está pasando es que, tras la denuncia de “campañas” y “faltas de respeto”, se adivina una concepción patrimonialista de la Facultad de Ciencias de la Información, según la cual, el decano representa la voluntad general y sabe lo que es mejor para la Facultad, para sus profesores, su PAS y sus estudiantes. Estamos en la estela de Luis XIV de Francia (L’État, c’est moi),  o a la de su hijo y sucesor Luis XV (Aprés moi, le déluge). El siguiente fue Luis XVI (Tout pour le peuple, mais sans le peuple), déspota ilustrado, que ya se sabe cómo acabó y que también nos legó otra frase célebre: «C’est légal parce que c’est ma volonté.»

Esta concepción entre autoritaria y paternalista, que nos lleva a tener que destacar los muchos méritos de nuestro equipo de dirección facultativo, so pena de ser acusados de jacobinos es, como poco, un tremendo error. Al que esto escribe no le duelen prendas en reconocer las cosas bien hechas, pero, también reclamo mi derecho (y el de todos) a criticar lo que la máxima autoridad de mi facultad hace mal o deja de hacer, siendo necesario para el bien de la comunidad y estando entre sus competencias hacerlo. Y cuando digo reconocer lo que se hace bien, no estoy diciendo aplaudir o sacar el incensario al paso del decano. Para eso ya está el encargado del negociado de la comunicación, ora vicedecano-delegado de comunicación, ora ministro de propaganda.

Mi decano, nuestro decano, ha hecho lo correcto tratando de mejorar las infraestructuras y equipamientos y haciendo algunas obras necesarias en la facultad (ya me ocuparé de las innecesarias). Mi decano ha representado, como le corresponde y es su obligación, a nuestro centro en los actos del 50º aniversario (celebrado con pompa digna de desfile triunfal de Cesar Augusto) y ha recogido en nombre de todos, la medalla de plata de la Comunidad de Madrid, con motivo, precisamente de ese aniversario. Ha estado correcto en su faceta gerencial y de representación y de contarlo ya se ha encargado el vicedecano del ramo, como si de un gran logro se tratara : fotos y textos laudatorios de de D. Jorge con SM la Reina; en el Palacio Real y con la presidenta de la Comunidad, en todas las cuentas oficiales que la facultad tienen en las redes sociales.

Entonces, ¿Qué esta mal aquí? Pues, dos cosas: 1ª) la difusión machacona y personalista de los actos que permiten al decano presentarse con un rostro amable y digno, ante todos nosotros, sus representados y 2ª) su silencio y el de su diligente jefe de comunicación sobre todo lo acontecido el día 24 de febrero de 2023. Por ejemplo, sobre las fotos que siguen:

Con todo, en su papel de decano-gerente y decano-representante, el balance no es negativo, aunque tampoco sea como para dedicarle un castillo de fuegos artificiales. Pero, si nos preguntamos sobre cuáles son los méritos del decano-académico, ansiosos de reconocerlos y aplaudirlos en este blog, para que luego no me digan que soy un jacobino malvado, la cosa ya es bien distinta. Verán, queridos lectores, aquí no hay ningún mérito que reseñar y si un tremendo fracaso: en casi siete años de mandato D. Jorge Clemente Mediavilla no ha sido capaz de poner en marcha los nuevos planes de estudio, pomposamente llamados “Nuevo Mapa de Titulaciones”. Un fracaso digno de una dimisión. Y déjense de zarandajas, sobre campañas de desinformación y de perversos conspiradores que hacen daño a la facultad.

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